sábado, 27 de febrero de 2010

TRANSFORMACION DEL SER (2/3)

Fanny Ramírez V
Especialista en Medicina Energética
energyfrvcenter@gmail.com



Desde La Victima: “¿Por qué a mí?, por qué a él?, la vida no tiene sentido”. “Dios no existe”.

Mientras la existencia transcurre sin mayores sobresaltos no hay necesidad de cuestionar, se toma la realidad que además depende de la percepción de cada quien, como algo fijo e inamovible. Y una falsa seguridad se convierte en la aliada de los cimientos de la vida que construimos. Como la oruga cuando sus procesos comienzan a cambiar, el hombre frente a esta conmoción existencial se debate en el mar de sus emociones sin comprender el propósito último de este momento de dolor e incertidumbre.

El profesor Dieter Frey, Universidad de Kiel, Alemania, realizó estudios en pacientes quirúrgicos luego de accidentes traumáticos, y observó que los que se atrasaban en su recuperación eran persona que:

1-Continuamente cavilaban si hubiesen podido evitar el accidente y cómo.
2-Se sentían totalmente indefensos y dependientes de la ayuda de los demás.
3-Reñían acerca de la injusticia del destino.

Así, vemos ancladas a muchas personas que se sienten totalmente indefensas y vulnerables después de un hecho tan traumático e inesperado; de repente se dan cuenta que, lo que ellos creían bajo su control no lo está en realidad y sus vidas de un momento a otro pueden cambiar drásticamente sin que esto estuviera previsto o planeado y por sobre todo sin que ellos puedan hacer algo para revertirlo. Se sienten así víctimas del destino, víctimas de la vida y hasta de un Dios incomprensible y cruel.

En ninguno de estos casos se produce la aceptación del hecho y “el saludable camino hacia el sentido”, considerando nuestra vida como desde este punto en adelante, ya que el pasado no puede ser cambiado, sólo lo podemos transformarlo a nuestro favor cuando lo vemos como una fuente inagotable de sabiduría. Debatirnos entre sentimientos de culpas, de odio, ó colocarnos en la posición de víctimas y darnos por vencidos en una prolongada tristeza sólo nos permitirá llegar a la depresión.

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